
La mejor serie para ver
Con calificación de 96% se ha catalogado como la mejor serie de todos los tiempos.
Un profesor de química con problemas económicos a quien le diagnostican un cáncer de pulmón inoperable. Para pagar su tratamiento y asegurar el futuro económico de su familia comienza a cocinar y vender metanfetamina. se caracteriza por poner a sus personajes en situaciones que aparentemente no tienen salida.
La serie se estrenó el 20 de enero de 2008 y es una producción de Sony Pictures Television

Breaking Bad ha recibido una gran aclamación por parte de la crítica ​ y está considerada como una de las mejores series televisivas de todos los tiempos. Según se emitían sus temporadas los comentarios positivos transmitidos de boca en boca entre espectadores fueron aumentando, lo que condujo a un gran incremento de la popularidad de la serie. En 2013, Breaking Bad fue uno de los programas de televisión por cable más vistos en los Estados Unidos: la audiencia de la segunda mitad de la quinta temporada duplicó a la de la primera.
10 datos interesantes de Breaking Bad
1. Fórmula de la meta
Vince Gilligan y compañía querían dejar claro, desde un principio, que los detalles iban a ser un elemento muy cuidado en Breaking Bad. Así, en la Intro de la serie se puede leer la fórmula química de la metanfetamina, C10H15N, junto al número 149.24 que es su peso molecular. Y eso delante de nuestras narices cada capítulo.
2. La huelga que salvó a Jesse
Jesse Pinkman es a Breaking Bad casi lo mismo que Walter White. No se entiende la serie sin su personaje. Ahora, claro, porque en principio el personaje de Aaron Paul iba a morir en el capítulo 1x09. Por suerte, la huelga de guionistas de 2007 paralizó el rodaje y dejó la primera temporada en siete capítulos. Ese lapso dio tiempo a Gilligan a ver que su personaje era la bomba y que el romance que tenía con Bryan Cranston podría estar a la altura de Tango y Cash. No se equivocó.
3. La escena de las 26 tomas
Una de las escenas más impactantes, la protagonizó Gus en el laboratorio, delante de Mike, Jesse y Walter. En ella, se carga a uno de los ayudantes, con un cutter, cortándole el cuello. No era una escena sencilla de rodar. De hecho, tuvo que repetirse... ¡26 veces! El esfuerzo tuvo su recompensa pues ya es parte de la historia de la televisión.
4. Expediente X de Cranston
Vince Gilligan se enamoró (profesionalmente) de Bryan Cranston, tras coincidir en Expediente X donde el actor salió... ¡un capítulo! Ojo, no fue el único cameo épico de famosos en la serie. Eso sí, al director de Breaking Bad le bastó para saber que era su hombre. De hecho, tuvo que luchar contra AMC que no podrían abstraerse de su papel de padre desquiciado en Malcolm in the Middle.
5. La escena de la pizza
¿Recordáis la escena mítica de la pizza en el tejado? Pues se grabó a la primera. Es de traca, lo sabemos, pero así se las gasta Cranston, es un crack. Por cierto, alguien preguntó, años más tarde, si la pizza estaba disponible para ser subastada o comprada. Por suerte, la tiraron a la basura ese mismo día si no, hoy en día, tendría vida propia.
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7. La meta azul era azúcar
La famosa meta azul que tantos problemas y alegrías dio a los protagonistas, como es obvio, no era meta de verdad. Todo lo contrario, era dulce azúcar en roca que una vez grabada la toma, podían usar para endulzar el café de turno.
8. Yo, Bitch y la literalidad del guión
Aunque no lo parezca, dos de las expresiones más reconocibles de Jesse Pinkman, el Yo o el Bitch, no fueron fruto de la improvisación, sino parte imprescindible del guión. De hecho, el margen que le dejaban a los actores para improvisar era del 1%, o menos.
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9. Julia Minesci confundida con una prostituta
No cabe duda que Wendy, la prostituta, era uno de los personajes más logrados de la serie. Tanto que un ciudadanos, en un parón del rodaje, la confundió con una prostituta de verdad... ¡y quiso contratarla!
10. ¿Samuel L. Jackson? No, gracias
El actor Samuel L. Jackson estaba enganchado a la serie hasta tal punto que pidió salir en ella... ¡vestido de Nick Fury! Su idea era hacer un cameo mínimo, como alguien que entra a comprar pollo en el restaurante Pollos Hermanos. La respuesta de los productores fue clara y directa: no, gracias.